Una vez más hemos podido gozar con el poder hilarante de la flatulencia. ¿Puede haber algo más jocoso que peerse mientras se dicen cosas trascendentales?
La verdad es que el simpático telepredicador pone unas caras que, ciertamente, inducen a pensar en que está controlando su esfínter anal para liberar sus gases con esos sonidos que tan magistralmente ha sabido insertar en el vídeo el montador del mismo.
¡VIVA LA FLATULENCIA! ¡VIVA LA HILARIDAD GENERADA POR LA MISMA! ¡VIVAN LOS TELEPREDICADORES! (son tan hilarantes como los pedos que, presuntamente, se tiran).
1 comentario:
Una vez más hemos podido gozar con el poder hilarante de la flatulencia. ¿Puede haber algo más jocoso que peerse mientras se dicen cosas trascendentales?
La verdad es que el simpático telepredicador pone unas caras que, ciertamente, inducen a pensar en que está controlando su esfínter anal para liberar sus gases con esos sonidos que tan magistralmente ha sabido insertar en el vídeo el montador del mismo.
¡VIVA LA FLATULENCIA!
¡VIVA LA HILARIDAD GENERADA POR LA MISMA!
¡VIVAN LOS TELEPREDICADORES! (son tan hilarantes como los pedos que, presuntamente, se tiran).
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