jueves, abril 09, 2009

Hanami

En Japón, Hanami es la contemplación de la belleza de las flores; aunque comúnmente se asocia al período de florecimiento de los cerezos, Sakura, que ocurre de finales de Marzo a principios de Abril.



La gente va a los parques a ver los cerezos en flor, hacen picnic y continúan por la noche..





3 comentarios:

Meteorismo galáctico dijo...

Antares ¿A qué se debe tu fijación por la cultura japonesa? Sé que “prazticas” tai chi chuan y karate do, pero no creo que eso sea suficiente como para dedicarse a la contemplación de la belleza de las flores escuchando esa música tan distinta de la que más te gusta: La de Camilo Sesto. No puedo imaginarte viajando el tu R-9 con alerón escuchando esas melodías japonesas a todo volumen. Este tipo de música sólo me parece apropiado para escuchar en el retrete cuando uno tiene cierta tendencia al estreñimiento. No sé por qué, pero me da la impresión de que, con tal de no escucharla durante mucho rato, uno es capaz de evacuar sus intestinos lo más rápidamente posible.

Anónimo dijo...

Lerdísimo Meteorismo,

Tienes razón, este tipo de música no es la que pongo en nuestro R19 con alerón.Hoy, sin ir más lejos, hemos vuelto a casa escuchando "Másima FM", siempre a tope..
Me parece adecuado utilizar esta música en el sublime acto depositivo, algo que estaba en tu interior, pugna por salir al "esterior", yin y yan, la ponzoña deja tu cuerpo para liberarlo y lograr el equilibrio..

Jajaja dijo...

Antares-san, esto me recuerda "El valle de los cerezos rotos", una novela que leí hace tiempo de la colección Gran Angular (que era de SM, como Barco de Vapor, pero para, como dicen en los Simpson, jóvenes adultos). Está ambientada en las luchas nobiliarias que tuvieron lugar en el Japón feudal. Un señor va a visitar un valle de cerezos espcialmente hermoso invitado por uno de sus vasallos. Al noble en cuestión eso de mirar árboles le parece una mariconada, a él lo que le gusta es guerrear, beber y cepillarse mujeres, cuanto más jóvenes, mejor. Pero como no están los tiempos para andar desairando a los partidarios, hace de tripas corazón y se va a ver los cerezos. Al final el asunto termina como el rosario de la aurora, con suicidios rituales y todo, porque la invitación no era más que una trampa del vasallo, que estaba conchabado con uno de los rivales de su señor.